domingo, 15 de marzo de 2015

Seda y cuero

Tener los ojos vendados y estar atada tiene sus ventajas: Todo se siente más… intenso. 
Y ahí me encontraba yo, sin ver nada. 
Sintiendo su lengua recorrerme cada parte de mi cuerpo con lujuria, los golpes con la fusta en mis redondeadas nalgas y el sudor recorriendo mi piel.
 Estábamos unidos por sensaciones contradictorias. 
Placer y dolor. 
Amo y sumisa. 
Éramos… como la seda y el cuero. 

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